De las funciones de Tiburón, cada vez que se exhibía en cualquier sala –que ya no tenía la sorpresa de ser la primera–, sobresalía cierta risa nerviosa, algunos movimientos que indicaban no poder acomodarse de ninguna manera en la butaca y, si se miraba detenidamente, se veían algunos pies levantándose del suelo. Todo esto, claro, cuando …