Tónica Ensamble presenta la tercera temporada de Todo se hunde en la noche, un espectáculo musical que homenajea al rock argentino desde una experiencia sonora inmersiva, completamente a oscuras. Dirigido por Tomás Viano Kantemiroff, el show combina versiones vocales con guitarras desenchufadas de clásicos de Charly, Spinetta, Fito, los Redondos, Bersuit, Babasónicos, entre otros, en …
“Todo se hunde en la noche”, apagar la luz para volver a escuchar

Tónica Ensamble presenta la tercera temporada de Todo se hunde en la noche, un espectáculo musical que homenajea al rock argentino desde una experiencia sonora inmersiva, completamente a oscuras. Dirigido por Tomás Viano Kantemiroff, el show combina versiones vocales con guitarras desenchufadas de clásicos de Charly, Spinetta, Fito, los Redondos, Bersuit, Babasónicos, entre otros, en una puesta sensorial que busca reeducar la escucha en tiempos hipervisuales. La oscuridad como condición y como mensaje.
-¿Cómo surgió la propuesta de hacer un espectáculo completamente a oscuras?
-La oscuridad es la forma más clara de focalizar la atención en lo que suena. El proyecto empezó cuando yo daba clases de canto. En un momento, con un grupo de alumnos no profesionales, empezamos a armar un repertorio de a poco y lo fuimos cantando en distintos formatos. Hasta que dijimos: “Esto tiene sentido, vamos a ponerlo en escena”. Ahí apareció la idea de la oscuridad como un recurso muy potente. La escuchás de una manera que no escuchás en ningún otro lado. Entonces fuimos armando todo desde ese lugar. Pensamos la selección de temas desde lo conceptual, no desde la nostalgia. La idea fue homenajear el rock nacional pero no con una mirada “retro”, sino trayéndolo a este presente. ¿Qué queremos decir cuando cantamos esto hoy?
-En esa línea, este año sumaron un tema de los Redondos, Blues de la libertad, en un contexto donde la palabra “libertad” circula con un significado muy particular…
-Sí. Este año se sumaron Blues de la libertad, de los Redondos, y No te alejes tanto de mí, de Spinetta. En el caso de los Redondos, me propuse este verano escuchar toda su discografía. Nunca lo había hecho de forma sistemática. Quería ver qué decía esa palabra en ese contexto y cómo resuena hoy. Nos parecía que era un momento interesante para recuperarla desde otro lugar, porque está muy manoseada, muy vapuleada. En general, cuando queremos sumar un tema nuevo al repertorio nos preguntamos: “¿Qué queremos decir con esto?”. Tiene que haber un sentido. No es solo elegir canciones que nos gusten.
-¿Qué pasa con la percepción en la oscuridad?
-Es muy loco lo que sucede. Después de un rato con los ojos cerrados, empezás a percibir no solo el sonido de otra manera, sino también los olores, la espacialidad. El tiempo entra en otra dimensión. No sabés si pasaron cinco minutos o una hora. Se empieza a desdibujar todo. La oscuridad se vuelve un vehículo para otra forma de estar. Es muy sensibilizante. Jugamos mucho con eso, con la vibración. Cuando ensayamos y aparece ese momento en que todo se alinea, que se arma una armonía perfecta, lo sentimos como algo físico, casi místico.
-¿Y cómo fue construyéndose el grupo?
-El grupo surgió muy orgánicamente. Empezó con un grupo de exalumnos que se coparon y se empezó a consolidar. Ahora tenemos un equipo muy potente de nueve voces y dos guitarristas. Trabajamos mucho los arreglos vocales, la afinación, el fraseo. No somos una banda tradicional. Es otra cosa. Y a eso se suma el contexto de la oscuridad total, que lo cambia todo. Si un día llegáramos a tener éxito de taquilla –ojalá–, no podríamos hacerlo en el Gran Rex. No queremos. Hay algo de lo íntimo, de lo artesanal, que no se puede trasladar a un escenario gigante.
-¿La oscuridad tiene también una dimensión política?
-Sí, claro. Apagar por un rato el sentido dominante de esta época, que es la vista, es un acto político. Todo lo que consumimos entra por los ojos. Vivimos saturados de imágenes. En cambio, cuando estás en oscuridad total, no te queda otra que escuchar. Y escuchar no solo lo que suena, sino también lo que te pasa con eso. Lo que recordás. Lo que sentís. Es una experiencia que invita a estar en el presente, a conectar con lo sensible. Y eso, en estos tiempos, es muy valioso.
Todo se hunde en la noche
Domingos 18 (agotado) y 25 de mayo, y 1 y 8 de junio, siempre a las 20, en Animal Teatro (Castro 561). Tónica Ensamble incluye a Joaquín Montoro, Federico Toporos (guitarras)i; Soledad Arce, Federico Campora, Alejandra Chhab, Juan Cirera, Luna Del Aguila, Mariana Guzmán, Aldana Martino, Maitén Martino, Paloma Zanazzi (voces) y Tomás Viano Kantemiroff (dirección y arreglos).