“Gatillero es el que te da el aviso: si a vos te dicen ‘hacé una buena nota sobre Podeley’ y la nota no sale bien, te mandan un gatillero. Le pagan dos mangos con cincuenta y te mete un tiro en la gamba o te caga a tiros la casa. Y después te dice: ‘Ahora …
“Un día dije que iba a ser como Tom Cruise, ahora estoy en camino”

“Gatillero es el que te da el aviso: si a vos te dicen ‘hacé una buena nota sobre Podeley’ y la nota no sale bien, te mandan un gatillero. Le pagan dos mangos con cincuenta y te mete un tiro en la gamba o te caga a tiros la casa. Y después te dice: ‘Ahora andá, gratarola, y hacéle la nota bien a Podeley. Porque si no, la próxima va un sicario’”, se ríe, cómplice, el mismo Sergio Podeley. En Gatillero, él interpreta a El Galgo/Pablo, el gatillero del título: un personaje que, durante una noche traiciones rompe todas las reglas para seguir la suya propia y desencadena un enfrentamiento que reconfigura las relaciones de poder en el barrio.
Oriundo de Fiorito, “mi vida es un cuento de hadas: nací a seis cuadras de donde nació Maradona, y corrí en patas todos los potreros que dejó el Diego; me crié en un ambiente muy hostil y fue parte de mi vida escuchar tiros, gritos y gente arrastrada. Es parte de mi común, de mi oído”, dice Podeley.
Llegó a Gatillero a partir de la “onda” que pegó en 2016 con el director del film, Cris Tapia Marchiori, a la sazón también parte de la productora Dukkah, que tiene en carpeta, entre otros proyectos: La Virgen de la Tosquera, la película que, con dirección de Laura Casabé y guion de Benjamín Naishtat, llevará a la pantalla dos cuentos de Mariana Enriquez; y Las flores de Julia, una comedia dramática protagonizada por la argentina Mariana Genesio Peña y la chilena Paulina García.
“Esto arranca porque con Tapia somos amigos y queríamos hacer una locura”, dice, sin disimular su entusiasmo. “Lo conozco desde 2016, cuando estaba haciendo una serie con Alejandro Awada, y pegamos muy buena onda. A tal punto que me cuenta, hermosamente, que tiene una peli con (Juan) Palomino, que estaba todo cerrado, pero quería escribir un personaje para mí. Era su ópera prima, La noche más fría (2017), y filmando en Pergamino nos abrazamos para toda la vida”.
En Matungo, la serie a la que hacía referencia y que, según Podeley, Tapia Marchiori fue llamado a salvar del naufragio, interpretó a Adrián, un jockey. “Las escenas a caballo las quería hacer yo. Pero no era andar a caballo, era estar arriba de un pura sangre. Medio kamikaze. Vos sabés manejar autos, pero te subís a un Fórmula 1 y no sabés. Entrené mucho, lloraba del dolor de piernas por lograr la posición de jockey, pero no quería tener dobles”.

-¿Por qué?
-Como actor tengo un abanico de emociones, y al crecer viendo cine de acción -que me encanta: Bruce Lee, Van Damme, Stallone, Schwarzenegger- me daba cuenta cuando las escenas no las hacían ellos y tenían dobles. Y cuando decido ser actor, digo: nunca voy a tener dobles, porque todo lo que veo lo puedo hacer.
Podeley acepta visualizar un video en el que Tom Cruise explica por qué sigue haciendo escenas de riesgo sin dobles: la emoción que siente el propio actor al hacerlas es algo prácticamente intransferible para quien no lleva la historia en la cabeza, el corazón y el cuerpo. Prácticamente en la sangre.
“Lo amo. Un día dije que iba a ser como Tom Cruise, ahora estoy en camino. Con Gatillero puedo mostrar apenas un poquito de lo que puedo hacer físicamente: el doble no puede sentir lo que siento yo, en absoluto. Yo sé ser verdadero, no sé actuar. Y Gatillero es un comienzo. Porque esto comenzó con Chamamé, que es una versión potenciada de esto. Con esa nos vamos a ir al carajo”, ríe.
Cuenta que, una vez establecida la sociedad afectiva con Tapia, se pusieron a transcribirla al celuloide (metafóricamente hablando). “Chamamé es una historia de Leo Oyola, que también escribió Kryptonita, que es película y serie. Gatillero es: miren lo que somos capaces de hacer. Cuando venga Chamamé y El Docke, va a ser más grande que esto. Es el sueño del pibe. Gatillero fue nuestra escuela”.
De hecho, existen trailers y teasers de ambos proyectos que son previos a Gatillero: “Esos trailers son para demostrar lo bien que hacíamos acción. Eso nace de laburar toda mi vida. Pero como no llegaban esos personajes que quería hacer —fuertes, con secuencias, corridas y tiros— quería volcarlo a la actuación, así que empecé a hacer los trailers de las series. También escribo, aunque no soy guionista: tengo como 15 proyectos audiovisuales”.
Finalmente, alguien vio esos trabajos, se convenció y aportó financiación. Pero no demasiada. Así que hubo que achicar el rodaje y el equipo al mínimo posible, y sobre todo usar la imaginación. A Tapia Marchiori se le ocurrió resolver en un solo plano secuencia la historia de una noche en Isla Maciel en la que El Galgo —recién salido de prisión— acepta un encargo menor que, a poco andar, se complica en una pesadilla de traición y supervivencia.

“Es una película de calendario”, simplifica con una sonrisa el propio Tapia, que se acerca a saludar a su amigo. Fueron dos meses de ir a “practicar” la película todos los días para que, como interviene Podeley, pudieran hacer “tres, cuatro kilómetros sin parar, y una serpiente de gente detrás que te va siguiendo para que salgan bien todas las escenas”.
Tal vez Tapia y su equipo hayan tenido que entrenarse para la acción; en cambio, el cuerpo de Podeley ya tenía toda la gimnasia hecha: “Pasé muchas cosas difíciles, estuve a los tiros cuando fui pendejo, hice taekwondo, boxeo, lucha libre, me cagué a piñas 80 mil veces por los míos, o porque veía robos. ‘Yo sé’ cómo enfrentar esas situaciones”.
El Galgo se le parece bastante: decide prácticamente todo sobre la marcha, sin plan ni estrategia, pero con absoluta resolución; como si el destino fuera eso que se hace a cada paso. La referencia le agrada.
“Siempre tuve algo de autodidacta. Yo no tenía jueguitos, no tenía el cochecito que tenían mis compañeros, entonces inventaba cosas con piedras, con madera, con autitos sin rueda, muñequitos sin cabeza que encontraba tirados. Se me caía una bolita a la zanja y me metía de cabeza porque no sabía cuándo iba a tener otra. Pescaba ranas y anguilas en la zanja podrida y las comía. Hasta el día de hoy, se me cae un pedazo de comida al piso y lo agarro y me lo como. La actuación me salvó la vida: estaba a punto de derrapar; mis amigos eran lo que ves en Gatillero”.
Gatillero, protagonizada por Sergio Podeley
Dirección: Cris Tapia Marchiori. Guión: Tapia Marchiori/ Clara Ambrosoni. Elenco: Sergio Podeley, Julieta Díaz, Maite Lanata, Ramiro Blas, Mariano Torre, Matías Desiderio, Susana Varela, Gonzalo Gravano, Bianca Di Pasquale. Estreno 12 de junio. En cines.
