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una obra que devuelve a escena el acto terrorista fundacional del antiperonismo

El 16 de junio de 1955, la Plaza de Mayo fue bombardeada por aviones de la Armada Argentina en un acto terrorista publicitado como un intento de golpe de Estado contra el gobierno de Juan Domingo Perón. El brutal ataque dejó un saldo de al menos 308 muertos y unos 800 heridos. Sobre este hecho …


El 16 de junio de 1955, la Plaza de Mayo fue bombardeada por aviones de la Armada Argentina en un acto terrorista publicitado como un intento de golpe de Estado contra el gobierno de Juan Domingo Perón. El brutal ataque dejó un saldo de al menos 308 muertos y unos 800 heridos. Sobre este hecho histórico reiteradamente invisibilizado reflexiona ahora, en formato teatral, la obra 1955. Recuerdos del olvido, escrita por Jorge Alberto Giglio y dirigida por Lizardo Laphitz.

El estreno será el 2 de agosto en el Teatro El Ojo, con funciones previstas durante tres meses. Ya se agotaron las localidades para la primera función. La trama se centra en Julio, aviador naval que, junto a su camarada y cuñado Eduardo, participa del inédito bombardeo a compatriotas civiles. Pero conforme transcurren sus días su consciencia comenzará a corroer su odio. La violencia ejercida sobre otros comienza a perseguirlo. La culpa se vuelve central en un derrotero tan íntimo como político.

Según explicó Laphitz a Tiempo, la obra —protagonizada por Agustina Sáenz, Ariel Leyra, Lucas Álvarez, Nicole Trasandes y Sabrina Cristovao— busca ante todo mantener viva la memoria. 1955. Recuerdos del olvido es un estreno absoluto. “Me interesó mucho la mirada que tiene el autor sobre el bombardeo. Él toma ese hecho real para construir una ficción que habla sobre cómo, cuando uno ejerce violencia, eso vuelve. Lo que escribió Jorge es maravilloso. Es una obra que cala muy hondo en la condición humana”, señala el director. Para Julio, el aviador, lo que hizo “tiene consecuencias muy tremendas sobre su propia vida, que es de lo que habla la obra”.

Aquel ataque contra población civil dejó imágenes imborrables de sangre y muerte. “Para mí fue una atrocidad tremenda. Hay pocos casos en el mundo en que las Fuerzas Armadas bombardeen a su propio pueblo. Había una concentración de gente y los masacraron. Me parece que no deberíamos olvidarlo. Hay que mantener viva la memoria porque fueron atrocidades cometidas contra civiles. Y eso es una barbaridad”, afirma Laphitz.

Respecto de lo que la obra puede decir sobre el presente, añadió: “Hoy el mundo atraviesa una situación compleja, con guerras, bombardeos, atropellos, matanzas de civiles que no tienen nada que ver con los conflictos políticos. Creo que es necesario tener este tema presente para no repetir los mismos errores. En ese sentido, la obra invita a reflexionar. Lamentablemente, no aprendemos. Se siguen cometiendo las mismas cosas. Lo que pasa en el mundo es un horror”.

Cuando se le pregunta si el teatro puede cambiar algo, responde: “Lo que puede el teatro es mantener sobre la mesa temas que nos importan y que es bueno seguir discutiendo. Quizás eso nos haga crecer un poco o cambiar algunas formas de pensar. Pero una obra de teatro no puede cambiar la historia, por supuesto que no. Sí sirve para mantener fresca la memoria. Y, tal vez, con el tiempo, uno cambie su punto de vista”.

Para Laphitz, hacer teatro independiente en la Argentina es tan difícil como siempre lo fue. “Me gusta mucho porque puedo hacer la obra que quiero y nadie me impone nada. Elijo el texto y trabajo con quien quiero. En ese sentido, la lucha fue siempre igual. Siempre fue difícil. Siempre hubo que rebuscárselas para montar una obra. Siempre fue en cooperativa. Y aunque hoy los costos sean mucho mayores, se sigue haciendo. No puedo decir que ahora se complicó: siempre lo fue. Siempre los elencos pusieron plata de su bolsillo, invirtieron, hicieron un esfuerzo, consiguieron prestado muebles y objetos para poder actuar”.

Y eso, asegura, es una pasión. “La cantidad de teatros pequeños que hay, de 50 o 60 localidades, es impresionante. Y ese teatro no deja ganancia. No es un proyecto comercial para llenarse de guita. De ninguna manera. Si recuperamos lo invertido, ya estamos contentos. Y si ganamos unas monedas más para comer a la noche, estamos de fiesta. Pero lo que nos mueve es el amor, la necesidad de hablar, de contar historias, de compartir pensamientos distintos. Eso es el teatro”. «

1955 Recuerdos del olvido

Autor: Jorge Alberto Giglio. Dirección: Lizardo Laphitz. Elenco: Agustina Saenz, Ariel Leyra, Lucas Álvarez, Nicole Trasandes y Sabrina Cristovao. Sábados a las 21 en Teatro El Ojo, Tte. Gral. Juan Domingo Perón 2115 (CABA). Estreno: 2 de agosto.



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