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“Mi vagina me cerró puertas en Hollywood”

A los 67 años, Sharon Stone sigue tan frontal como en los días en que se convirtió en ícono global gracias a Bajos instintos (1992). En una extensa entrevista con Business Insider, la actriz reflexionó sobre su carrera, el precio de la fama y los prejuicios que aún persisten en Hollywood. Entre risas y crudeza, …


A los 67 años, Sharon Stone sigue tan frontal como en los días en que se convirtió en ícono global gracias a Bajos instintos (1992). En una extensa entrevista con Business Insider, la actriz reflexionó sobre su carrera, el precio de la fama y los prejuicios que aún persisten en Hollywood. Entre risas y crudeza, dejó una frase que se volvió titular: “Quería ser directora, pero la molesta vagina se interpuso en mi camino. Porque, ¿cómo podrías tener cerebro y vagina a la vez? Eso ha desconcertado a tantos”.

Stone recordó que, tras el éxito y la controversia de Bajos instintos, todos querían que interpretara villanas. “Pero Catherine Tramell no era una villana prefabricada; tocó la fibra del momento. Por eso sigue siendo interesante de ver”, señaló. Sin embargo, su interés hoy pasa por personajes complejos que rompan moldes: en Nobody 2, por ejemplo, aceptó ser la antagonista solo después de proponer un papel inspirado en la crueldad que observó en videojuegos y redes sociales durante la pandemia.

Su trayectoria ha estado marcada tanto por conquistas como por resistencias. En los 70, mientras modelaba en Nueva York, intentó abrirse camino detrás de cámaras. Fue entonces cuando, según ella, el sexismo estructural le cerró puertas: “Quería dirigir, pero la gente solo veía mi cuerpo. Ese prejuicio persiste: en esta industria, ser mujer y atractiva todavía genera sospechas sobre tu talento. Es evidente, mi vagina me cerró puertas en Hollywood”, expresó en una entrevista en Business Insider.

Sharon Stone, una actriz de carácter

La actriz también revivió anécdotas que pintan su temple: desde su primer cruce a los gritos con Michael Douglas antes de filmar Bajos instintos (“Me dijo: ‘¿Qué carajo sabés vos?’ y yo le respondí: ‘Salgamos afuera’”) hasta la bofetada improvisada que le dio Gene Hackman en Rápida y mortal, a la que replicó levantándolo por las solapas.

Sobre la famosa escena del cruce de piernas, Stone dijo que no supo en el momento el alcance de lo que se filmaba, pero que más tarde, ya calmada, decidió no eliminarla: “Como directora, entendí que esa toma hacía mejor a la película. No participo en la fantasía de preguntarme ‘¿y si…?’”.

La actriz, que asegura que aún gana más como modelo que como actriz, se ilusiona con encarnar a la comediante Phyllis Diller en un biopic, otro papel que promete romper moldes y estereotipos. Con la misma mezcla de inteligencia, humor y furia que marcó a Catherine Tramell, Stone sigue cuestionando un sistema que todavía parece sorprendido de que una mujer pueda tener -y usar- tanto su cerebro como su cuerpo.



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