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Rosalía anuncia su esperado nuevo álbum, predica con el ejemplo y busca la salvación eterna

Rosalía vuelve. Tres años después de Motomami, el álbum que redefinió el pop latino y le aseguró un lugar en el canon global, la artista catalana anuncia Lux, su cuarto trabajo de estudio, que saldrá el 7 de noviembre. El título -“luz” en latín- ya sugiere un gesto de introspección, un regreso a la raíz …


Rosalía vuelve. Tres años después de Motomami, el álbum que redefinió el pop latino y le aseguró un lugar en el canon global, la artista catalana anuncia Lux, su cuarto trabajo de estudio, que saldrá el 7 de noviembre. El título -“luz” en latín- ya sugiere un gesto de introspección, un regreso a la raíz espiritual de su búsqueda artística. Pero también, como suele ocurrir con Rosalía, un nuevo experimento donde lo sagrado, lo sensual y lo popular se cruzan sin pedir permiso.

Anuncio oficial en Times Square

El anuncio fue, como siempre, un acto de performance. En Times Square, una pantalla gigante reveló el nombre del disco y la fecha de lanzamiento. En Madrid, la Plaza del Callao se convirtió en escenario de una aparición enigmática: Rosalía, vestida de blanco y con un velo que recordaba el hábito de una monja, caminó entre la multitud sin pronunciar palabra. Hubo un gesto de misterio, una puesta en escena que remitía tanto a lo litúrgico como al espectáculo. Era el anuncio de un nuevo ciclo, de una artista que entiende la promoción como parte del arte.

La imagen elegida para la portada refuerza ese tono místico. Rosalía aparece sobria, casi en estado de recogimiento, envuelta en una luz blanca. Lo que podría parecer una provocación visual -la cantante pop como figura religiosa- se transforma en una declaración de principios: una artista que, tras la sobreexposición y el vértigo de la fama, elige la idea de iluminación como metáfora de una búsqueda interior.

Santa lista de invitades

En paralelo, distintas filtraciones y adelantos fueron confirmando la magnitud del proyecto. Lux está concebido como una obra estructurada en cuatro movimientos, con dieciocho canciones y una producción que mezcla música clásica, flamenco, electrónica y pop experimental. Entre las colaboraciones figuran Björk, Carminho, Estrella Morente y Silvia Pérez Cruz, junto a los coros de la Escolanía de Montserrat y el Orfeó Català, además de la London Symphony Orchestra. La ambición sonora y simbólica parece total: un cruce entre liturgia y pista de baile, entre devoción y deseo.

Rosalía habría trabajado durante casi tres años en el disco, en lo que algunos medios describen como un retiro creativo. En una entrevista reciente declaró: “He cambiado mucho, pero al mismo tiempo sigo dándole vueltas a las mismas cosas. Es como si siguiera teniendo las mismas preguntas y el mismo deseo de responderlas. Sigo teniendo el mismo amor por el pasado y la misma curiosidad por el futuro”. La frase condensa la tensión que recorre su obra: una búsqueda de novedad que nunca reniega de la tradición.

A Dios rogando y con el marketing explotando

Otra de sus declaraciones recientes deja entrever la deriva espiritual del álbum: “Dios es el único que puede llenar los espacios si tú tienes la predisposición, la actitud y la manera de abrirte para que eso pueda pasar”. El eco religioso, tan literal como metafórico, parece estar en el corazón del proyecto. Lux sería, así, un intento de iluminar el lugar donde el arte y la fe se confunden, una exploración de la vulnerabilidad que también sostiene el gesto artístico.

El lanzamiento no estuvo exento de sobresaltos. En una transmisión en vivo, Rosalía reaccionó con humor al ver cómo en Nueva York se había adelantado el anuncio del álbum: “Estoy flipando… Pero ¿qué es esta mierda? ¡Se han adelantado en Nueva York!”. La frase circuló enseguida por redes y reforzó una vez más la sensación de espontaneidad que acompaña cada uno de sus movimientos públicos.

Súbete a mi moto

La trayectoria de Rosalía puede leerse como una sucesión de reinvenciones. De la pureza flamenca de Los Ángeles al barroquismo digital de Motomami, cada disco ha sido una exploración distinta de los límites del lenguaje musical y visual. Con Lux, todo indica que el viaje continúa, pero con una nueva dirección: la del recogimiento. Si Motomami era un estallido de fragmentos, un collage de identidad y deseo, Lux parece buscar el silencio después del ruido, la luz después de la saturación.

Más que un nuevo álbum, Lux se anuncia como una obra total. Rosalía parece dispuesta a fundir los extremos de su universo: la tradición y la modernidad, lo sagrado y lo carnal, el espectáculo y el retiro. En tiempos de exposición permanente, su apuesta por la introspección puede leerse como una forma de resistencia, o quizá de purificación. En cualquier caso, un gesto coherente con una artista que, desde el inicio, ha hecho del riesgo y de la transformación su verdadera religión.

Lux – Rosalía

Lanzamiento: 7 de noviembre.

MOV I

  1. Sexo, Violencia y Llantas
  2. Reliquia
  3. Divinize
  4. Porcelana
  5. Mio Cristo

MOV II
6. Berghain
7. La Perla
8. Mundo
9. Memória
10. La Yugular

MOV III
11. Dios Es Un Stalker
12. Focu ‘Ranni
13. Sauvignon Blanc
14. Jeanne
15. La Rumba del Perdón

MOV IV
16. Novia Robot
17. Magnolias
18. La Luz Que Duele



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