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“La vida de a ratos”, Javier Lombardo le pone el cuerpo y la palabra al Parkinson

Su vínculo con el protagonista, Javier Lombardo, es de hace alrededor de 20 años. Porque Bernarda Pagés, antes de ser directora y guionista, era actriz, y se conocieron actuando como hermanos en una película. Se hicieron muy amigos por compartir una mirada artística muy parecida. Pasaron los años y ella se hizo cargo del guion …


Su vínculo con el protagonista, Javier Lombardo, es de hace alrededor de 20 años. Porque Bernarda Pagés, antes de ser directora y guionista, era actriz, y se conocieron actuando como hermanos en una película. Se hicieron muy amigos por compartir una mirada artística muy parecida. Pasaron los años y ella se hizo cargo del guion y la dirección del film La vida de a ratos, que se estrena la próxima semana. Esta película narra la vida de su amigo y cómo todo cambió para él cuando le diagnosticaron Parkinson. Fue un desafío hablar de algo difícil pero real. “Javier tenía Parkinson, me contó un poco lo que estaba viviendo, el proceso, y él estaba pensando en hacer un documental; yo recién empezaba a escribir, y no me animé. Pero pasó el tiempo y cuando estuve segura de poder hacerlo, le propuse que hiciéramos esta película juntos”, afirma la realizadora. Además del mundo cotidiano del reconocido actor, el documental aborda temas universales como la resignificación de los sueños ante un hecho que cambia todo lo planeado, la búsqueda de sentido de la vida y las perspectivas de vivir con plenitud ante la adversidad. A través de las vivencias de Lombardo y su lucha interna contra esta enfermedad crónica, se reflexiona sobre la vida misma.

-¿Cómo hiciste para contar la vida de tu amigo?

-Tenemos mucha confianza y para Javier fue mucho más fácil abrirse conmigo para mostrar lo que es la enfermedad. Compartimos una mirada, tratamos de ponerle humor, entonces, un poco los dos teníamos la seguridad de que íbamos a hacer una película en un tono en el cual estemos todos para hablar de una enfermedad de la que mucho no se habla. O se nombra, quizá, pero no se explica qué es lo que les pasa a las personas que la tienen.

"La vida de a ratos", Javier Lombardo le pone el cuerpo y la palabra al Parkinson

-¿Cuánto tiempo fue el proceso de realización?

-Bueno, en realidad estamos desde 2019 con esta película. La presentamos al Instituto de Cine. Cuando la aprobaron y empezamos a armar todo para filmarla, vino la pandemia, así que tuvimos que frenar. Pero teníamos material: una entrevista con un autor alemán de un libro muy importante para Javier, titulado La enfermedad como camino. Y pudimos construir un relato con varias capas. Cuando la enfermedad era más complicada, cuando él tenía lo que él llama “el rigor de la enfermedad”, después cuando se opera y su nueva mirada, pero también su pasado, que, digamos, es un poco lo que perdió, mirando su camino como actor, pero también la mirada de su familia. Lo bueno de que se haya estirado tanto la realización es que pudimos presenciar distintas etapas. En un momento, cuando él estaba con disquinesia —ese movimiento constante que, en realidad, es un efecto secundario producido por la medicación—, lo filmé y se lo mostré años después, el primer día de rodaje en su casa. Nunca se había visto. Y eso lo incluyo: es muy genuino. Él se impactó de verse a sí mismo así. Y el espectador es testigo de eso.

https://www.youtube.com/watch?v=JuBtX6RCwwY

-¿Intentaron hablar del tema de una manera especial?

-A pesar del tema, tratamos de que no sea algo bajonante, porque la verdad es que Javier tiene humor con su enfermedad, con su vida. Entonces, no darle eso a la película era como quitarle lo que Javier es en esencia. Y quería narrar con distintos recursos para poder contar el proceso. Pudimos contar con material de archivo, incluso de pelis como Historias mínimas, de Carlos Sorín, que es donde Javier empieza a ser valorado como actor, con el trabajo que hizo ahí. Lo fundamental es que exista una película como esta: no hay películas así, tan específicas sobre el Parkinson. Pensamos esta película también como un servicio, porque quizá mucha gente no sabe que te podés operar gratuitamente y mejorar un poco los síntomas, por decir algo. Entonces, hay mucha información que da la película que, para la gente que tiene Parkinson o que tiene familiares con Parkinson, le va a ayudar un montón. El planteo más profundo de la película es tratar de entender para qué nos pasan las cosas que nos pasan.

"La vida de a ratos", Javier Lombardo le pone el cuerpo y la palabra al Parkinson

-¿Estaría bueno si tuviera más apoyo?

-Tener una sola fecha en el Gaumont te la pone difícil. Era una sala donde solo se pasaba cine nacional y hoy ya no es así. Se le da muy poco espacio a documentales de este tipo, a pesar de que a veces tienen apoyo privado también. De hecho, nosotros tenemos apoyo privado, o sea, podríamos tener mucho público si nos dieran más funciones. Pero bueno. Hay una avidez de público tremenda, pero tendremos que ir a buscar salas independientes adonde llevarla. Tenemos también una proyección en el Teatro Empire, que ahora los martes está pasando estas películas más independientes.

-Aquello de que solo tienen 10 espectadores es ridículo, porque a veces son necesarias igual. Muchas películas que se hacen —de ficción y documentales— mueven mucho, tienen espectadores, y eso es industria. Entonces, es una pena que se limite la industria, porque son fuentes de trabajo para muchas familias. Y el arte genera dinero también. Que esté todo tan limitado, es una pena, la verdad.

-¿Cómo fuiste pensando la película desde el armado?

-Teníamos un guion súper sólido. Para mí es fundamental, y en este caso pudimos respetar bastante lo que planeamos. Teníamos claro que estábamos trabajando con Javier, que en cualquier momento se quedaba duro y no podía seguir filmando. Por un lado, él quería que pudiéramos mostrar el rigor de la enfermedad y explicar lo que le pasa cuando no puede moverse. Hasta eso estaba estipulado. No queríamos edulcorar nada. El humor era una prioridad, pero no queríamos ni suavizar ni generar golpes bajos. Queríamos mostrar a una persona que está enferma, pero que está viva, a pesar de que por momentos le tenga que pedir permiso a un pie para mover el otro.

-En tiempos de individualismo, compartir la mirada, mirar lo que le pasa al otro, es importante. ¿No te parece?

-El hecho artístico está bueno, porque te saca de la enajenación, te saca de la desconexión de hoy en día. El hecho de hacer y el disfrutar de un hecho artístico te obliga a pensar, porque muchas veces el entretenimiento te deja en un lugar donde te dan todo masticado, entonces no tenés que pensar en eso que te ofrecen. Pero si te están contando algo que mueve algo, no te podés distraer. Yo hice un documental sobre Ricardo Monti y su concepción, y estoy en postproducción de otro sobre cómo la violencia machista está encarnada en la mitología griega. Estoy preparando una obra de teatro que se llama Madre mariposa, que escribí dos días después de que murió mi mamá, y reflexiono sobre las pérdidas desde ese dolor. Siempre tratando de generar esa empatía que nos une, sabiendo que en los otros con los que compartimos experiencias quizá hay una manera de seguir hacia adelante. Ese fue nuestro mayor objetivo con esta película también, y creo, de verdad, humildemente, que lo logramos.

La vida de a ratos (Vivir con Parkinson)

Un documental de Bernarda Pagés sobre la vida del actor y escritor Javier Lombardo.
Función especial: Martes 4 de junio a las 20 h en el Cine Gaumont, Av. Rivadavia 1635, CABA. Repite el martes 10 de junio a las 20 en el Cine Emprie, HipólitoYrigoyen1934, Ciudad de Buenos Aires.



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