Tradicionalmente, los trenes y las estaciones han sido espacios ficcionales privilegiados para los comienzos de historias de amor (Breve encuentro, Antes del amanecer), las despedidas de amantes (Estación Termini, Los girasoles de Rusia, Los paraguas de Cheburgo, El secreto de sus ojos) e incluso para tramas y ejecuciones de crímenes (Extraños en un tren, Asesinato …
un viaje en tren con paradas en el azar, el destino y las búsquedas existenciales

Tradicionalmente, los trenes y las estaciones han sido espacios ficcionales privilegiados para los comienzos de historias de amor (Breve encuentro, Antes del amanecer), las despedidas de amantes (Estación Termini, Los girasoles de Rusia, Los paraguas de Cheburgo, El secreto de sus ojos) e incluso para tramas y ejecuciones de crímenes (Extraños en un tren, Asesinato en el expreso de Oriente). También han funcionado como espacios poéticos que reflejan el viaje hacia el interior propio o hacia la libertad (Doctor Zhivago), o el reconocimiento del otro, por ejemplo, en la India colonial (Pasaje a la India).
En El hombre inesperado, Germán Palacios e Inés Estévez interpretan a dos personajes que se cruzan fortuitamente en un vagón de tren: una lectora fanatizada de un escritor y el propio escritor, objeto de su admiración. A partir de allí, la obra se despliega a través de los pensamientos de ambos caracteres.
“Esta autora, Yazmina Reza, tiene la característica de construir su dramaturgia a partir de pequeñas anécdotas, aparentemente intrascendentes, para desplegar un arsenal tremendo de ideas, de frases”, señala Palacios. “Por ejemplo, en Art, con la excusa del cuadro blanco que ha sido tan difícil de interpretar para tanta gente, aparentemente habla del arte moderno, cuando refiere a la ruptura de un vínculo afectivo entre tres amigos por un matiz de diferencias ideológicas. En este caso, a partir del viaje en tren y de lo que supone un viaje introspectivo de los personajes, la dramaturga recorre grandes temas humanos: la vida, la muerte, el deseo, la soledad, el paso del tiempo. Es la vida de dos personas en un instante, en un viaje”.
“El encuentro no podría ser en otro lugar que no sea un tren. En el tren hay una poesía, una posibilidad de introspección, de viaje al interior de uno mismo que no sería posible en un avión, un micro o un barco”, agrega Estévez. “Es una comedia romántica, pero con un material de una profundidad inédita para el género y a la vez muy accesible para las y los espectadores, que fácilmente pueden sentirse identificados con su vida cotidiana”.
Otro tema de la obra es el viaje. Los viajes suelen ser también un viaje al interior propio. No casualmente suscitan crisis, reconciliaciones, nuevos amores o rupturas de pareja.
“El viaje es siempre una gran incógnita”, afirma Palacios. “¿Quién voy a ser cuando llegue al destino? Muchas veces uno vuelve a un lugar que ya conoció, pero vuelve en otro momento, posicionado de otra manera, y aunque el paisaje sea el mismo, uno no es el mismo y ve el paisaje de otra forma. Los viajes suelen ser transformadores, y eso es lo que ocurre con los personajes”.
Frente a la disyuntiva que plantea la obra —si la vida es azar o destino—, los intérpretes responden sobre su posición al respecto.
“Es difícil, porque en ese límite hay momentos astrológicos en que la balanza parece inclinarse hacia un lado o hacia otro. Yo me considero atento por igual a ambas partes. He estado abierto a un diálogo con el azar y con el destino ya prefijado, y me han sucedido cosas extraordinarias en la vida en ambos sentidos. Creo que es un poco entre la tarea que uno desarrolla y otro poco la tarea que uno puede atraer hacia lugares más sobrenaturales. Es el juego de ser un poco antena y un poco vehículo”, responde Palacios.
Por su parte, Estévez afirma: “Azar y destino termina siendo una diferencia puramente semántica. Quizás son dos maneras de nombrar lo mismo. Algo que sucede, algo que esperabas, muchas veces es difícil de diferenciar. ¿Se puede establecer una diferencia entre lo que ocurre fortuitamente o aquello que supuestamente ya estaba escrito como las Moiras de los griegos? En todo caso, los humanos no podemos establecer esa diferencia. Y no cambia en absoluto las maneras en que tenemos que obrar, que tienen que ver con una ética humana”.
Consultados sobre lo contrahegemónico que resulta El hombre inesperado en términos artísticos y políticos, Palacios responde: “Hay algo muy lindo que ocurre en la obra y es la reivindicación de la palabra. En momentos en que la palabra está tan violentada, tan evidenciada, tan desprovista de metáfora y poesía. El texto de El hombre inesperado está ahí, fluye, despojado de cualquier otro artificio. La obra es solo texto y transcurre lentamente en un solo espacio. Es a contrapelo de una época veloz donde todo es efímero, rápido, como TikTok. Hay algo que está muy mal en la humanidad si vive prendida a una pantalla, a una red social, y eso la obra lo denuncia”.
“También es una obra a contrapelo porque trata de dos personajes que, con sus diferencias —yo más alocada y decidida, él más autorreferencial y egocéntrico— no tienen las caras pegadas a una pantalla. Aprovechan el viaje para pensar, no para evadirse. Y ahí está una posibilidad que se puede dar o no: el encuentro. El encuentro mágico, cara a cara, entre dos personas. Es como en la idea del viaje: uno puede aceptar y abrirse a lo desconocido, a lo nuevo, a las personas que va a conocer, o seguir ensimismado. Pero lo desconocido, lo nuevo, las personas están, muchas veces, a disposición para el goce, para conocerse, para aprender juntos y, ¿quién dice?, para acompañarse y amarse”.
Respecto a cómo ven al teatro dentro de la realidad actual del país y cuáles pueden ser las maneras de resistir, Estévez afirma: “Es un hecho histórico de orden mundial: una tendencia mercantilista, a venderlo todo, una subversión de valores y un deterioro de todo lo que atañe al humanismo. Y nuestro país siempre ha sido un reflejo de lo que pasa en el mundo. En este caso, es un reflejo rudimentario y radical”.
“Nuestra humilde manera de colaborar es hacer una obra como esta. Colaborar con el contrapeso de una obra que pone en el centro otros valores que hacen a lo que nos hace realmente humanos y nos diferencia del resto del reino animal”, puntualiza Palacios. «
El hombre inesperado
De Yazmina Reza. Dirección: Germán Palacios e Inés Estévez. Intérpretes: Germán Palacios e Inés Estévez. Jueves 20 y 30 en el Teatro Maipo, Esmeralda 443 (CABA).