La muerte de Ozzy Osbourne aún resuena como un eco oscuro en el corazón del rock. Su amigo, guitarrista y compañero de banda Tony Iommi rompió el silencio y ofreció palabras cargadas de emoción, reflexión y un sentido homenaje a quien definió no solo como una leyenda, sino como un hermano. “Parecía irreal. Surrealista. Pensé …
“Aguantó para hacer ese show y despedirse como quería”

La muerte de Ozzy Osbourne aún resuena como un eco oscuro en el corazón del rock. Su amigo, guitarrista y compañero de banda Tony Iommi rompió el silencio y ofreció palabras cargadas de emoción, reflexión y un sentido homenaje a quien definió no solo como una leyenda, sino como un hermano.
“Parecía irreal. Surrealista. Pensé que estaba soñando”, dijo Iommi al enterarse del fallecimiento. En sus declaraciones recientes, dejó claro que, aunque la salud de Ozzy estaba frágil, nadie esperaba que el final llegara tan pronto. Ambos sabían que su última presentación juntos en Birmingham podía ser la despedida definitiva, pero no por eso el golpe dolió menos.
El 5 de julio, en el show “Back to the Beginning” en Villa Park, el Príncipe de las Tinieblas se presentó en silla de ruedas, agotado físicamente pero con una voluntad inquebrantable. “Aguantó para hacer ese show y despedirse como quería”, reveló Iommi. Para Ozzy, el escenario era más que una formalidad: era cerrar el círculo ante su público, su ciudad, sus compañeros.
La despedida de Ozzy
El clima en Villa Park fue profundamente emotivo. Ozzy no pudo moverse como solía, pero eso no impidió que cantara desde un trono decorado con murciélagos metálicos. “Estaba frustrado. No podía pararse. No podía ser el mismo. Pero aun así estaba ahí. Cantando, despidiéndose”, recordó el guitarrista.
There’s never gonna be another Ozzy…
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— Tony Iommi (@tonyiommi) July 24, 2025
El valor simbólico del show fue inmenso: fue la primera vez en años que compartieron escenario los miembros originales de Black Sabbath, incluido Bill Ward. Para Tony, ese momento fue un regalo final, una señal de que, pese a todo, Ozzy quería dejarlo todo sobre las tablas. Lo hizo. Lo entregó todo.

El tono de Iommi no fue solo de tristeza. También habló de orgullo, de respeto, de una amistad que sobrevivió a décadas de excesos, reconciliaciones, música y silencio. “No habrá otro como él”, dijo.