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sabores a primavera y propiedades medicinales SOCIEDAD El Intransigente

Durante siglos, los dientes de león han gozado de una excelente reputación por sus propiedades medicinales. En efecto, se consumían a menudo en forma de vino o té para facilitar la digestión. En Nueva Inglaterra existe una larga tradición de beber vino de diente de león como tónico medicinal. Especialmente a principios de la primavera. …


Durante siglos, los dientes de león han gozado de una excelente reputación por sus propiedades medicinales. En efecto, se consumían a menudo en forma de vino o té para facilitar la digestión. En Nueva Inglaterra existe una larga tradición de beber vino de diente de león como tónico medicinal. Especialmente a principios de la primavera. Sin embargo, hasta hace poco, las bebidas elaboradas con diente de león no resultaban del todo agradables al paladar.

Cada año, durante el apogeo de la floración, generalmente en abril o mayo, Raphael Lyon, de la hidromielería Enlightenment Wines, reúne a un equipo que viaja desde la hidromielería de Brooklyn hasta una granja en el valle del Hudson. Su función allí es dedicarse a la recolección de dientes de león frescos. Desde 2009, elabora Memento Mori, un vino de diente de león que combina miel de flores silvestres, cáscara de naranja y flores frescas de diente de león, que le aportan notas secas y amargas. Pero a Lyon le importa algo más que el sabor de las flores. «No solo se trata de aromatizar el vino», dice. «Lo más importante es que se conserva el diente de león». Y con él, sus beneficios digestivos.

Otros reconocidos productores

En la cercana Hudson, Nueva York, Nika Carlson, propietaria de Greenpoint Cidery, también busca las brillantes flores. «Literalmente, me arrastro por el césped alrededor de la sidrería y recojo dientes de león. Es una forma muy agradable y relajante de empezar el año», comenta. Carlson luego macera las flores en sidra durante dos meses para elaborar la sidra amarilla Days of Heaven.

Si bien las flores son quizás el aspecto más llamativo de la planta, otras partes también se pueden utilizar en la elaboración de bebidas. Danny Childs, gerente del bar Farm and Fisherman Tavern en Cherry Hill, Nueva Jersey, afirma que las raíces y las hojas del diente de león son excelentes para preparar amargos caseros. También elabora vino e hidromiel con las flores.

Childs, con formación en botánica, valora la facilidad de poder salir a su propio jardín a buscar ingredientes para sus preparados con diente de león. «Es agradable ir a recolectar dientes de león», dice Childs. «No tienes que ir muy lejos».

El vino de diente de león en la cultura

Aunque pueda sonar a un producto excéntrico que busca llamar la atención de los aficionados al vino más jóvenes, se trata de una producción antigua y muy extendida a lo largo del mundo. Principalmente, en zonas rurales o agrestes. El diente de león, cuyo nombre científico es Taraxacum officinale, es una planta silvestre virtualmente presente en cualquier región cálida. Ya desde la Edad Media se reconocieron sus propiedades medicinales para tratar afecciones tales como la fiebre, la tos y distintos tipos de malestares digestivos.

La producción artesanal del vino de diente de león es relativamente sencilla de realizar. Solo se precisan las flores frescas, limpias y sin ningún resto de verdor (ni tallos ni hojas), agua, azúcar y levadura de vino. Primero, debe dejarse en reposo por 24 horas un recipiente que contenga el agua, las flores y el azúcar, revolviendo de manera esporádica, de modo que se macere. Luego, debe colarse la mezcla en un recipiente de fermentación. Entonces se agrega la levadura y se deja fermentar de dos a tres semanas. Finalmente, el producto debe colarse una vez más a botellas limpias. Antes de consumirse, es importante que las botellas reposen por algunos meses. En tal sentido, el vino de diente de león suele disfrutarse en el verano.

Tal es así que, en el año 1957, el escritor estadounidense de ciencia ficción, Ray Bradbury publicó la novela Dandelion Wine. En español, la obra se tradujo bajo el título El vino del estío, lo cual resulta insidioso en el fuerte plano metafórico que propone la novela. La obra está ambientada en en el verano de 1928 en el poblado ficcional de Green Town, Illinois, inspirado en Waukegan, Illinois, el lugar donde el autor pasó su infancia. En el relato, el vino de diente de león, elaborado diariamente por el abuelo del protagonista, Douglas Spaulding, opera en tanto que metáfora para destilar todas las alegrías del verano. De allí que su traducción al español suprima el valor simbólico que tiene el vino de diente de león.

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