El guitarrista y compositor tucumano Juan Falú y el músico santiagueño Peteco Carabajal respondieron con firmeza, pero desde lugares muy distintos, a las polémicas declaraciones de Roberto Pettinato, quien dijo sentir «vergüenza» del folklore argentino. Mientras Falú ofreció una extensa y profunda reflexión sobre el valor estético, filosófico y social del género, Carabajal atribuyó los …
“Un alegato de la ignorancia”

El guitarrista y compositor tucumano Juan Falú y el músico santiagueño Peteco Carabajal respondieron con firmeza, pero desde lugares muy distintos, a las polémicas declaraciones de Roberto Pettinato, quien dijo sentir «vergüenza» del folklore argentino. Mientras Falú ofreció una extensa y profunda reflexión sobre el valor estético, filosófico y social del género, Carabajal atribuyó los dichos del conductor a un evidente desconocimiento cultural.
“¡Ay, Pettinato, cuánto laburo que dan ustedes con sus declaraciones absurdas y para colmo difundidas en medios masivos!”, lanzó Falú, con ironía en un texto difundido tras conocerse el fragmento del streaming en el que el exsaxofonista de Sumo afirma que “todas las divisiones del folklore me avergüenzan”. La respuesta del músico tucumano combina una crítica al desconocimiento con una defensa apasionada del folklore como arte popular, como pensamiento y como modernidad.

“Hubiese querido contestar sobre el pucho, pero estuve ocupado componiendo folklore. Una zamba con la guitarrita, diminutivo e ironía pura, imitando tus referencias al charanguito y al bombito”, escribió Falú. A partir de allí, desplegó una defensa del género que, lejos de quedarse en lo identitario, lo enmarca en una dimensión estética, existencial y política. “Vaya temitas, Pettinato. Temitas que parecieran destinados solamente a sesudos tratados de filosofía, pero están en el folklore: el carnaval, el trabajo, los oficios, el amor a la patria, el ayer, el mañana, la fiesta, las despedidas y, en definitiva, la vida”.
Falú: «El folklore es tradición y modernidad»
El músico y docente tucumano, referente de una vertiente renovadora del folklore desde los años ’70, planteó además una crítica a los mecanismos mediáticos que amplifican discursos despectivos sobre lo popular: “Declarar tu extrañeza peyorativamente es todo un alegato de la ignorancia, del ombliguismo del centro sobre la periferia y de la supuesta supremacía de la modernidad por sobre las pertenencias de un ayer”.
Y fue más allá: “No hay modernidad sin tradición. Yo, que tengo 76 años y una provincianía inclaudicable, soy más moderno que vos, porque a una zamba le revuelvo las tripas, las entrañas del ayer e intento vestirla con ideas nuevas. El folklore es tradición y es modernidad al mismo tiempo, como debe ser”.
Falú propuso incluso un debate: “Podría despojarme de argumentos y debatir con otras herramientas, con la sentencia de una copla anónima, con el sonido de la guitarra de Eduardo Falú, con una reflexión de Yupanqui, con el canto ancestral de Mercedes o con las transgresiones del Negro Lagos”.
Por su parte, Peteco Carabajal reaccionó en una entrevista radial con un tono menos confrontativo, aunque igual de claro: “Me causa un poquito de gracia porque creo que fue una humorada que muestra desconocimiento”, dijo en diálogo con el programa Última Pregunta de Radio Continental Córdoba.
El autor de “Como pájaros en el aire” y heredero de una de las familias más influyentes del folklore argentino planteó que los dichos de Pettinato hablan más del propio conductor que del género al que critica: “El que no entiende, el que no se ha interesado por algo, pone el humor y se cree importante para decir ‘no entiendo esa cosa’”.
Pettinato había manifestado: “El folklore tiene millones de divisiones, pero a mí no me importan porque todas me avergüenzan. Y lo digo con vergüenza, eso es lo peor”. También dijo tener problemas con “el charanguito, el bombito”, en lo que Falú leyó como una subestimación con trasfondo clasista: “Ponete como libro de cabecera a Manuel Castilla y luego conversemos. O escuchá el charango de Jaime (Torres) para entender cómo un sonido mínimo define una montaña majestuosa”.
A modo de cierre, Falú advirtió sobre el rol de figuras mediáticas que, sin formación, opinan con ligereza sobre expresiones culturales profundas: “Ya es hora de pegar el grito desde las entrañas de la patria para advertir sobre el daño que pueden producir los aparatos mediáticos y sus consecuentes pedagogías masivas”. Y concluyó: “Cuando te parezca, hagamos un debate. Y te dejaría amable y respetuosamente con tus reflexiones y tu necesario pedido de disculpas a esta tierra, a sus gentes y a esas antiguas huellas que perduran”.