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“Argentina no es blanca ni heterosexual”

El primer encuentro de la Chola Poblete con el arte fue gracias a un enano. Tenía cinco años y estaba hojeando una enciclopedia ilustrada que había en la casa de su abuela, en un barrio humilde de Guaymallén, Mendoza, donde vivían con su madre. Señaló la imagen y su madre respondió: es un cuadro. Así supo que …


El primer encuentro de la Chola Poblete con el arte fue gracias a un enano. Tenía cinco años y estaba hojeando una enciclopedia ilustrada que había en la casa de su abuela, en un barrio humilde de Guaymallén, Mendoza, donde vivían con su madre. Señaló la imagen y su madre respondió: es un cuadro. Así supo que existía esa posibilidad llamada pintura. “Me quedó grabado porque en lugar de decirme: es un enano, me dijo es un cuadro, en un momento en que yo no sabía que existían los cuadros, ni el arte. ni museos o galerías. Mi mamá era empleada doméstica, trabajaba todo el día. En la escuela tampoco nos llevaban a los museos. Pero ese día se me abrió algo”, cuenta a Presentes, mientras camina por su taller del microcentro porteño, un espacio amplio tapizado de obra en proceso y una oficina

Pasaron treinta y un años desde aquella primera revelación y hoy Chola Poblete es una de las artistas visuales argentinas con mayor proyección internacional. Lejos quedó el romanticismo de la artista encerrada en un tallercito en contacto íntimo con la obra. La puerta de entrada de vidrio anuncia Chola, en letras fosforescentes, como si fuera un camerino.  Prepara una muestra grande para noviembre en la Ciudad de Buenos Aires y en su taller trabajan tres personas más. Nico y Manola la ayudan a pintar y Gonza se encarga de las tareas administrativas. 

La Chola Poblete, artista, le cuenta al mundo: “Argentina no es blanca ni heterosexual”

Belleza americana: la bomba interseccional

Desde 2017, a partir de su primera muestra en ARTEBA, todo se aceleró. En aquella performance, “American beauty”, vestía un traje tradicional andino y bailaba mientras sus pies destrozaban un colchón de papas Lays, el alimento ancestral devenido en comida chatarra. Así se hacía conocida esa bomba interseccional que es Chola: cultura originaria, identidad marrona queer, conciencia de clase y cultura pop. Eso que la crítica ha etiquetado como posneobarroco latinoamericano o posneobarraco bastardo y hoy ocupa un lugar privilegiado en el mercado del arte contemporáneo. Con representantes locales que van desde Egar Murillo (Jujuy, 1951- Mendoza, 2025), referente para Chola y varias generaciones de artistas, hasta el performer Tiziano Cruz (Jujuy, 1988) pasando por la artista visual mapuche Seba Calfuequeo (Santiago de Chile 1991) y universos donde aparece la hibridación cultural y el sincretismo desde lo interdisciplinario. 

La obra de Chola Poblete se fue construyendo a partir de una convergencia de prácticas y soportes: performance, esculturas hechas de pan, acrílicos, collage, telas, fotografía y acuarelas -como las vírgenes que la hicieron famosa-, imágenes sagradas rodeadas de iconografía profana, whipalas, letras de canciones de rock, el escudo argentino y otros símbolos que van deconstruyendo cualquier idea de lo identitario como algo estanco. 

De una reina a otra, cinco siglos después

La Chola Poblete, artista, le cuenta al mundo: “Argentina no es blanca ni heterosexual”

Después de aquella performance de Arteba, fue becaria del Programa de artistas de la Universidad Di Tella. Con eso llegó el fin del under mendocino y una nueva vida porteña. “Yo al principio no quería saber de nada con Buenos Aires. La pasé mal. No tenía un peso, no me agarraba  ninguna galería, hice una muestra en  el Cultural San Martín simplemente porque me daban dinero. Fue la peor muestra que hice en mi vida. No fue nadie, no invité a nadie. Era en un pasillo horrible”, cuenta. 

En esos años sobrevivió haciendo de todo un poco – diseñando flyers, trabajando en el Museo de Arte Contemporáneo de La Boca – y, paradójicamente, fue en la pandemia cuando llegó el despegue. La llamaron de la galería Pasto y en 2022 llevaron su obra a la Feria Arco, en Madrid. “Ahí empezó todo”, dice la Chola. El punto de quiebre fue la visita a su stand de la reina Letizia: las fotografías y la crónica de ese encuentro dieron la vuelta al mundo. La Chola decidió no cumplir con el protocolo de saludo real y le dijo a la reina, tapabocas de por medio:  “Después de 530 años nos volvemos a encontrar”. 

“La Casa Real te da un protocolo de cómo te tenés que comunicar con los reyes y yo quería hacer una acción, una performance,  pero no me dejaban y no quería caer en el cliché. Entonces se me ocurrió esto de que justo se cumplían 530 años de la Conquista. Me sentía la reina de mi stand. Le dije esa frase y ella me quedó mirando. Me preguntó con qué pronombre quería ser nombrada, recorrimos el stand. Bastante piola, la verdad. Al día siguiente me estallaba el celular y me di cuenta del impacto que había tenido. En un momento íbamos en el subte con unos amigos y un chico que debía ser de Bolivia o Perú me dijo: Chola te amo. Imaginate, en Madrid. Yo no lo podía creer”.

No era la primera vez que visitaba la capital española y tampoco era la primera vez que un viaje a Madrid le cambiaba la vida. Cuando tenía 20 años salió del clóset mientras estudiaba profesorado y licenciatura de Artes Visuales en la Universidad en Mendoza, lo que resultó en una pelea con su madre. Empezó con crisis de ansiedad y una depresión, y se fue de la casa.  Unas tías que vivían en Madrid la invitaron a quedarse un tiempo con ellas. 

“Visité todos los museos que pude. Quería ver por mí misma eso que había estudiado y ahí me encontré con el enano de mi infancia. Era el enano de Velázquez. Ahí entré más en crisis todavía, porque sentía que todo ese arte europeo no me representaba, ni a mí ni a mi cultura. Esa tradición europea en nuestra pintura tampoco representaba a la verdadera Argentina. Y yo quería estar en los libros de arte”. En medio de esa crisis nació su personaje de La Chola Poblete, un alterego que, transición mediante, se fue convirtiendo en su identidad. 

La Chola Poblete, artista, le cuenta al mundo: “Argentina no es blanca ni heterosexual”

Infiltrada entre mundos

Cuando se le pregunta por el lugar de lo identitario en su vida y en su obra, la Chola no da respuestas categóricas porque son dimensiones que se fueron contaminando mutuamente. Los devenires vitales de Mauricio Poblete – personaje biográfico al que sigue recurriendo en su obra- llevaron a la creación de la Chola y a su vez la Chola fue ocupando cada vez más espacio hasta volverse su yo. Pero, dice, cada vez habita más la disociación y se pregunta cuánto hay de performance, justamente, en los devenires identitarios. 

El universo de Chola está poblado de influencias que trascienden el mundo del arte. Antes de aprender técnica e historia en la facultad, creció dibujando a las modelos que copiaba de las revistas de chimentos, leyendo la Rolling Stone, escuchando radio Aspen y mirando MTV. “Soy un producto de los ‘90”, dice entre risas y señala unas muñecas Barbies que ahora viven en el taller. Fue una década cruel para quienes no se amoldaran a una hegemonía y ese resabio, entre la nostalgia y la crítica social, está muy presente en su obra, que por momentos adopta tonos melancólicos, como hizo en “Ejercicios del llanto”, una muestra introspectiva que realizó en 2024 para el Museo Moderno de la Ciudad de Buenos Aires. 

Chola Poblete: El amor para chicas como yo”

“Yo escribo lo que me pasa a mí básicamente. Y a veces cuando siento que estoy demasiado en plan diario íntimo y no quiero mostrar tanto – porque igual ya mostré demasiado- empiezo a escribir frases de canciones o frases que dicen otros artistas en entrevistas con las que me siento identificada”. Esas frases expresan su preocupación por el amor (o el desamor), y conviven junto a las reflexiones más políticas o sociales. “Nunca estuve en pareja y me dan ganas, pero no es fácil el amor para chicas como yo. Ahora estoy súper bien en lo profesional, siento que todo se ordenó, he viajado por todos lados. Pero cuando vuelvo a mi casa después de estar rodeada de mucha gente, de los eventos, de una muestra, o mismo de acá en el taller, me encantaría tomar un vinito con alguien, compartir con alguien y no existe eso. Ahí me agarra una angustia existencial. Las personas que he conocido solo te quieren o desean entre cuatro paredes, no se comprometen. O terminás en las apps de citas con gente random que no entiende mi trabajo ni quién soy. Hay una cosa muy dividida donde yo siento que en un lugar me valoran un montón y en el otro lado, soy nada”, comenta. Es en el terreno de las relaciones íntimas donde siente más la discriminación por ser trans. Porque en el resto de la vida cotidiana, dice, lo que impera más es el racismo y eso lo sintió desde chica. 

La Chola Poblete, artista, le cuenta al mundo: “Argentina no es blanca ni heterosexual”

“Me discriminaron más por mi color de piel que por marica”

“Sobre todo en Mendoza, donde existe una comunidad enorme de trabajadores golondrina  y gente que viene del norte o de Perú y Bolivia a trabajar en las bodegas.Y Mendoza es muy careta. Hay muchas palabras o insultos despectivos que tienen que ver con ese sector. Boliperuano, chola, el ajo, la cebolla, etc. En los boliches me sentí más discriminada por mi color de piel que por ser una marica. Pero me las arreglaba para entrar, me hacía amiga de los patovas, les hablaba hasta que los cansaba y me decían, dale pasá”. 

Chola estaba acostumbrada a navegar por varios mundos, entre distintas clases sociales y accesos a la cultura. Igual que ahora. Su mamá la mandaba a escuelas del centro, cerca de sus trabajos, para poder coincidir con sus recreos. En esas escuelas sus compañeres eran hijes de profesionales, una realidad muy diferente a la de su barrio. “Tenía un vecino que no tenía un peso y andaba descalzo. Después iba a la casa de uno de mis compañeros del centro con sus casas de cemento y nosotros no teníamos ni siquiera medianera. Cuando llovía y todo se inundaba, mi mamá nos ponía unas bolsas de supermercado cubriéndonos los zapatos para salir del barrio y tomarnos el colectivo. Me sentía la persona más ridícula del mundo caminando todas esas cuadras pero cuando llegábamos al centro nos sacábamos las bolsas, quedábamos impecables, los zapatitos todos brillantes. Por eso yo creo que la vida me preparó para tolerar un montón de situaciones incómodas y adaptarme”, responde cuando se le pregunta por cómo se maneja en el mundo del arte, que es también el mundo del dinero. 

Fuego travesti 

La Chola Poblete, artista, le cuenta al mundo: “Argentina no es blanca ni heterosexual”

“La Bienal de Venecia reconoce por primera vez a una artista queer”, “Una artista trans argentina recibe mención honorífica en la Bienal de Venecia”, titularon diarios y portales del mundo el año pasado. El despegue europeo que había empezado con Madrid y la reina Letizia en 2022 siguió con el premio de Artista del Año de la Fundación Deutsche Bank en 2023 y la invitación especial a formar parte de la Bienal de Venecia en 2024 con una curaduría de Adriano Pedrosa, director artístico del Museo de Arte de Sao Paulo. 

“Cuando Adriano me dio la noticia me dijo: quiero tres obras. Y yo le dije: quiero otra reunión. Él se reía, porque nadie pide más reuniones cuando te invitan a la Bienal. Decís que sí y ya. Pero yo quería lucirme y mostrar más obra. Desde Berlín me tomé un avión hasta Venecia y tuve la reunión. Me dijo bueno, te doy 24 metros, que es muchísimo. Porque yo quería armar una obra instalativa, hacer todo, dar lo mejor y él me dio ese espacio increíble y ahora va a curar mi muestra en Sao Paulo el año que viene”, cuenta orgullosa. 

“Yo no me echo para atrás a la primera, ni loca. Esa pulsión siempre me ha llevado a muchas cosas. Y la verdad no tiene nada que ver con el amor sino con la ira. O una angustia que se transforma en ira y me hace sentirme a la altura.Y decir, yo quiero esto. Es algo que me agarra por dentro, como un fuego”, dice. Ese fuego, reconoce, también es colectivo, tiene que ver con los tejes armados con sus amigas trans, quienes hoy viven en carne propia los retrocesos de las políticas de género los discursos de odio del gobierno de Javier Milei. 

“Tengo amigas que se quedaron sin laburo, volvieron a las calles después de haber tenido por primera vez un trabajo formal. Otras están en los Bosques de Palermo y la policía está más salvaje que nunca. Eso está pasando. Pero creo que de todas maneras pasamos una barrera. Más allá del contexto actual hay cosas que no vamos a volver atrás y en eso tiene que ver toda la deconstrucción de los últimos años, el feminismo, todo lo que se dio”, dice convencida. 

Es como si convivieran dos realidades: una política que busca arrasar con las políticas identitarias y leyes, y otra que habita en los mundos paralelos de las redes sociales y los circuitos artísticos donde las identidades disidentes por primera vez  tienen una audiencia masiva que las admira y las escucha. “Yo miro mucho Tiktok y ahí está La Cuerpo y otras chicas trans o de otras partes del mundo, tienen millones de seguidores y son referentes para muchas las nuevas generaciones. La idea es mostrar que existen otras realidades, como yo hago con mi obra cuando voy a Europa, por ejemplo, y muestro que Argentina no es blanca ni heterosexual”

-Agencia Presentes.



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