Madre Ficción es la obra que Mariano Tenconi Blanco puso en escena para hablar de Uruguay y Argentina, de su madre y su abuela, de él y su relación con ambas orillas y mujeres, y también un poco del arte que lo ocupa y lo hace latir: el teatro. “Mi madre y mi abuela son …
“Madre Ficción”, un viaje íntimo entre Buenos Aires y Montevideo

Madre Ficción es la obra que Mariano Tenconi Blanco puso en escena para hablar de Uruguay y Argentina, de su madre y su abuela, de él y su relación con ambas orillas y mujeres, y también un poco del arte que lo ocupa y lo hace latir: el teatro. “Mi madre y mi abuela son uruguayas, y Uruguay siempre estuvo presente en sus narraciones, en lo que ya contaban de lo que hacían allá”, indica Tenconi Blanco como punto de partida de una relación nacida casi desde la cuna. “Desde siempre recuerdo que me hablaran de Uruguay. De mi abuela hablándome de historias rurales, de los caballos, de las ovejas, de las historias de ir al Solís, al Centenario, que mi abuela me hablara del gol mil de Pelé: parece que hizo como diez goles mil y uno lo hizo en Uruguay (risas). O de mi madre en el parque Rodó, o de la facultad de medicina donde estudió el principio de la carrera. Son miles y desde que tengo memoria están esas historias.”
En Madre Ficción se exponen las peripecias de un dramaturgo argentino que, al recibir el encargo de escribir una obra para la Comedia Nacional de Montevideo, se enfrenta a un bloqueo creativo. Al llegar la trama a escenas en las que tiene que basarse en figuras literarias como Florencio Sánchez o Juan Carlos Onetti, se queda, como dicen los pibes. Para él, Uruguay no es un país cualquiera. “Desde la adolescencia sentí que necesitaba trazar un vínculo con Uruguay, aunque no era tan consciente de por qué. Hubo varios viajes iniciáticos.”

Idea poco común, pero muy atractiva: que los viajes iniciáticos sean varios. “Me acuerdo de uno que hice a los 19 con un amigo, mi mejor compañero de esa época, y viajamos por todo Uruguay y veíamos amaneceres, muy de adolescentes románticos. Y cuando empecé a hacer teatro viajé a Uruguay y conocí a Gabriel Calderón (dramaturgo uruguayo, autor de Mi pequeño mundo porno entre más de 30 obras) y me hice amigo.” Ahí puede decirse que hizo un segundo viaje iniciático. “Fue hace 15 años y estaba por estrenar mi primera obra. Fui a verlo a Calderón en una obra que ya lo mostraba como dramaturgo renombrado. Paradójicamente, esta obra fue escrita por un encargo de la Comedia Nacional (de Uruguay) cuando Gabriel era el director.”
“Uruguay siempre se complotó para que lo mantenga idealizado”, dice después de haberlo recorrido tantas veces: las primeras, más como explorador; las siguientes, ya como autor teatral para estrenar La Fiera y en las giras que hizo con varias de sus obras. “En todos los lugares nos trataron bien, comimos rico, nos divertimos. El público uruguayo me conoce y me quiere.” Tenconi Blanco cree que la leyenda de que los argentinos queremos más a los uruguayos que ellos a nosotros es solo eso, una leyenda. “Depende de los argentinos (y uruguayos) que se conozca. A mí me pasa sentirlos muy cercanos. Compartimos mucho y a la vez creo que existe esta patria que es el Río de la Plata: para mí, los montevideanos son muy parecidos a los porteños. Una forma de ser, una melancolía, una forma de reír, una complicidad.”

Esta es la obra más autobiográfica de su carrera. Lo atribuye a que es el momento ideal, ese que siempre hace coincidir la creatividad con un sosiego en el que nunca se sabe bien si una responde a la otra o viceversa. “A la hora de recibir un encargo de Chile o de Barcelona estuvo buenísimo, pero no había nada personal más que las ganas de hacerlo. En este caso tuve que hacerme cargo de que, para mí, Uruguay no es cualquier país. Por eso decidí contar un poco mi historia y un poco la historia de mi madre.”
La obra se estrenó el pasado 18 de septiembre en Buenos Aires y el año pasado en Montevideo, así que Tenconi ya está en condiciones de hablar de los recibimientos y hacer una especie de comparativa. “La gente la recibió con muchísima alegría. El porteño conoce mucho Montevideo y lo tiene un poco idealizado como yo, y además la obra es más de un hijo y su madre: cómo está la madre ahora que está más grande y no está en su mejor momento, y un poco entender esa historia que hace que esa mujer sea lo que es. Desde ese punto hay algo muy universal: la madre podría ser portuguesa o italiana, porque el vínculo entre una madre y un hijo siempre genera ese encanto. Y otra cosa que me señalaron mucho es que todos los personajes son bastante entrañables, y que había algo de eso, en el mundo hostil en el que vivimos, que estaba bueno: todos los personajes tenían su costado roto, pero a la vez nobles en su modo. Eso no sé si fue tan consciente (ríe).”
Asegura que la repercusión en Uruguay no fue para nada distinta. Lo distinto fue lo que le pasó a él con la presentación. “Por más que Uruguay es mi segunda nación, para mí hacerla acá es hacerla acá: sentí mucho más contando cosas de mi intimidad acá. En Uruguay no dejó de ser un director de Buenos Aires y las cosas que aparecen de mi historia les da igual porque no me conocen más allá de las obras que hice y el tiempo que estuve allá, que siempre fueron pocos días. Hacer la obra en casa me provoca cosas mucho más intensas.” Nada como estar en casa, ese lugar tan asociado al hogar, a la madre. “Ella viajó y la vio en Montevideo y también la vio acá, y supongo que para ella no le da lo mismo que la esté haciendo acá.”

Y además su madre estuvo involucrada de otro modo: “Tuve unas conversaciones con mi mamá y las grabé; de alguna manera pude conocer más cabalmente esa historia. También tomé decisiones ficcionales porque no es teatro documental. Siento que la obra me puso muy de manifiesto en una conversación de adultos con mis padres grandes. La ficción me interesa desde un lugar discursivo. Siento que estamos todo el tiempo en una disputa por la realidad y, en el fondo, ya no sabemos cuál es la realidad: tenemos un presidente que impunemente miente. Y mi lugar de discurso siempre sentí que era desde la ficción, incluso la autobiográfica. Ese discurso que no es verdadero ni falso, que la maraña de discursos reales se propone como otra cosa, es la posibilidad de pensar otros mundos. Desde lo político, pero también desde lo emocional. Y creo que la obra está atravesada por todo eso.”
Madre Ficción
Escrita y dirigida por Mariano Tenconi Blanco. Con Diego Velázquez, Camila Peralta, Marcos Ferrante y Valeria Lois, y los músicos en escena Ian Shifres y Gonzalo Pérez Terranova. Jueves a las 22 en el Teatro Metropolitan (Av. Corrientes 1343, CABA).
