El parqué del microestadio Alejandro “Palo” Metz está tapizado de sillas plásticas negras que van de aro a aro. Frente a ellas, sobre el lateral de la cancha de básquet, sobresale un escritorio con una urna. Es lunes 16 de junio de 2025 y en cuestión de minutos comenzará una nueva asamblea con 250 socios …
Edith Pecorelli ya es eterna en Temperley

El parqué del microestadio Alejandro “Palo” Metz está tapizado de sillas plásticas negras que van de aro a aro. Frente a ellas, sobre el lateral de la cancha de básquet, sobresale un escritorio con una urna. Es lunes 16 de junio de 2025 y en cuestión de minutos comenzará una nueva asamblea con 250 socios y socias del Club Atlético Temperley, la más numerosa en los últimos años, para votar –entre otros puntos del día– el nombre de la nueva platea, ex tribuna visitante.
El recuento de votos es categórico: gana la opción de Edith Pecorelli, con 190. A partir del próximo semestre, la vieja tribuna lateral popularmente conocida como “la Barredora”, por la presencia de un galpón lindero, llevará el nombre de la primera presidenta de un club (votada en elecciones) en la historia de la AFA. “Mi nombre es porque no se puede poner el de los 30 locos que salvamos al club. Cada rinconcito llevará el nombre de uno de ellos”, se sincera a Tiempo Edith Pecorelli, sin ocultar su emoción por el reconocimiento a su labor en el club.
La elección por parte de los socios y socias (verdaderos dueños de los clubes) fue por iniciativa de la Comisión Directiva encabezada por Alberto Lecchi. Las otras opciones fueron Ricardo Rezza -38 votos- (último técnico que logró el ascenso a Primera, en 2014); Alejo Escos -28- (exjugador); Juan Berrud -12- (exfutbolista de la década de 1940) y Horacio Magalhaes -8- (capitán del equipo que ascendió en 1974). Pecorelli obtuvo más voluntades que los cuatro hombres juntos.

La salvación a la que hace mención esta abogada, hoy de 72 años, sucedió durante la década neoliberal de los ’90. Un locutor publicitario de radio tendría que tomar una gran bocada de aire para enumerar los hitos “gasoleros” durante ese período: el 28 de agosto de 1989, Temperley se declara en quiebra; el 11 de junio de 1991, se clausura el club y se suspenden todas las actividades; el 20 de ese mes, se evita el remate; cinco meses después (21 de noviembre), se reabren las instalaciones, pero sin fútbol; el 24 de julio de 1993 -833 días-, el “Celeste” vuelve a disputar un partido oficial de AFA (victoria 1-0 frente a Tristán Suárez); y el 11 de mayo de 2001, se levanta la quiebra luego de 12 años.
En esta lucha fue clave el trabajo de Edith Pecorelli junto a otros “30 locos” que conformaron la Comisión de Apoyo cuando la quiebra era un hecho y la desaparición, una posibilidad cercana. Esta Comisión tenía cómo único objetivo levantar el club y que volviera a jugar al fútbol. Para lograrlo, además de revisar parte de la deuda que era ilegítima, cinco familias (Ahualli, Allende, Colás, Romano y los propios Pecorelli) tuvieron que hipotecar sus hogares. Hoy, los cinco apellidos figuran en la platea oficial.
Pero el vínculo de la exdirigenta con Temperley nació mucho antes. Cuando tenía ocho años vio la pileta y “se enamoró”: quiso jugar al básquet y llegó a la selección nacional. Reconoce que se “escondía” de su padre detrás del mástil del Alfredo Beranger porque, según él, ir a la cancha no era una actividad para señoritas. Después de la secundaria, trabajó ad honorem en la secretaría del club hasta que priorizó sus estudios. Volvió cuando Roberto Hofer (dirigente en los ’70 y ’80) le pidió que se hiciera cargo de la gerencia del club.

En 1995 de a poco la economía del club se acomodaba, se había logrado el ascenso a la Primera B y la gestión judicial llegaba a su fin: volvía a haber elecciones en Temperley. La lista que encabezaba Ricardo Sólido decidió que lo más conveniente era que Pecorelli fuera la candidata para mantener la continuidad del saneamiento. Pasó la noche sin dormir, lo meditó, aceptó la propuesta, arrasó en las urnas (62% de los votos) y se convirtió en la primera presidenta elegida en más de 100 años de la AFA (en 1971, Natividad Gallego de Marcovecchio había asumido como mandamás de Platense por las renuncias del presidente y vice 1°). Cumpliría su único mandato que finalizó en 1997.
Pecorelli recuerda como “linda y novedosa” su etapa al frente de Temperley y que la particularidad de ser mujer y dirigenta le permitió mayor visibilidad en los medios, y eso se traducía en algo positivo para el club, lo único que le importaba. Alguna vez, un medio gráfico le preguntó si en el edificio de Viamonte 1366 (casa central de la AFA) había baño de damas. La respuesta fue negativa. Pero ella se había hecho “compinche” de unas empleadas que le prestaban su baño privado.
Temperley y otros casos
Actualmente se reconoce como una hincha más. Uno de los momentos más memorables en esta faceta fue el primer ascenso a Primera en 1974. Curiosamente, el escenario fue el estadio Eva Perón en Junín, uno de los dos recintos con nombre de mujer en la actualidad. El otro es el Ofelia Rosenzuaig de Agropecuario de Carlos Casares (Primera Nacional) en honor a la abuela del fundador, Bernardo Grobocopatel. Aquel partido que marcó la historia de Temperley fue contra Unión de Santa Fe, que en 1950 también homenajeó a la abanderada de los humildes poniendo su nombre a una de las plateas, María Eva Duarte de Perón.
Colón y San Martín de Tucumán fueron clubes que nombraron a sus estadios Eva Duarte de Perón hasta que el Golpe de Estado de 1955 comenzó con la “desperonización” del país. Además, está el caso del Eva Duarte en el Bajo Belgrano, utilizado por Español entre 1969 y 1971. Morón tiene dos sectores con denominación femenina, Angélica Cado e Inés Terruella.
Pecorelli se suma al selecto grupo de mujeres homenajeadas en el machista mundo del fútbol. «