Céline Song vuelve a confrontar, en su segundo largometraje tras Vidas pasadas, el choque entre el afecto y la lógica del dinero. Amores materialistas (Materialists, 2025) se sitúa en un Manhattan de lujo donde el amor se convierte en una transacción calculada, y el deseo, en una ecuación financiera. La película, protagonizada por Dakota Johnson, …
Céline Song hace foco en las relaciones de pareja en tiempos del capitalismo impúdico

Céline Song vuelve a confrontar, en su segundo largometraje tras Vidas pasadas, el choque entre el afecto y la lógica del dinero. Amores materialistas (Materialists, 2025) se sitúa en un Manhattan de lujo donde el amor se convierte en una transacción calculada, y el deseo, en una ecuación financiera. La película, protagonizada por Dakota Johnson, Chris Evans y Pedro Pascal, explora un triángulo sentimental que no es una comedia romántica “blanda”, sino un rom-com con conciencia: el dinero influye, y mucho.
Lucy (Johnson), una casamentera profesional, vive un universo donde sus clientes exigen peso, edad, estatura, ingresos. Su trabajo refleja la lógica de una casamentera tradicional -Song trabajó como tal durante seis meses en Nueva York- pero potenciada por algoritmos emocionales y aspiraciones económicas. Su vida personal se polariza entre dos opuestos: John (Evans), su exnovio actor que vive en un micro apartamento con roomates molestos, y Harry (Pascal), el supuesto “unicornio”: rico, alto, exitoso, estéticamente perfecto -y cliente potencial de su empresa Adore-. Ese triángulo condensa la tensión entre lo romántico y lo pragmático: ¿puede existir amor en tiempos de capitalismo emocional?

Desde lo visual, Song no escatima en contraste: su cámara recorre dúplex de 12 millones de dólares, apartamentos minimalistas, cenas estereotipadas de magazine de diseño, impregnados de una estética fría y esteticista que resulta tanto hipnotizante como irónica. Esa mirada, dicen algunos críticos, tiene una cualidad pornográfica: critica el capitalismo afectivo pero lo celebra visualmente con el brillo de la opulencia.
Musicalmente, el score de Daniel Pemberton acompaña con sutileza la mirada emocional, mientras el guion no rehuye referirse a salarios, alquileres y costos de estilo de vida. Ese gesto rompe con la ficción romántica amable: su realismo despiadado es un comentario sobre nuestra época.
Sin embargo, el guion de Amores materialistas no es impecable. Algunos reseñistas critican que introduce una escena de agresión sexual que no se nombra explícitamente y queda instrumentalizada como parte del arco narrativo, sin conciencia del trauma que describe, y sin lenguaje adecuado para representarlo. Otros advierten que la densidad del diálogo y el ritmo se tambalean en la segunda mitad, dejando cierta fatiga emocional pese al potente inicio.
La actuación del trío protagonista es un punto alto: Johnson sostiene el filme con fuerza interior y vulnerabilidad contenida; Evans aporta ternura imperfecta; Pascal encarna la elegancia fría del éxito. Su química, guiada por Song, emerge espontánea y creíble, producto de ensayos y trabajo emocional previo al rodaje.
Críticos como Owen Gleiberman elogiaron los “agudos y serios” matices sociales de la película; otros valoran su apuesta por ser “honesta sobre el dinero”, lo que la diferencia de muchas comedias románticas actuales. También se la define como una “renovación inteligente del género”: un rom-com contemporáneo con cabeza y corazón.
Pero no todo es elogio: desde una crítica más implacable se señala el modelo socioeconómico que reproduce —jóvenes bellos, consciencia millennial, precariado hipster— y lo acusan de construir una fábula estética que se desvanece si se observa de cerca su ideología superficial.

Aun así, Amores materialistas funciona como espejo de una generación que se debate entre Tinder, Airbnb y bots de financiamiento emocional. La pregunta que plantea Lucy al final —¿el amor puede sobrevivir sin negar la realidad material?— no tiene respuesta fácil, ni definitiva. Céline Song no cumple el ritual cinematográfico del “felices para siempre”, sino que deja en el aire una elección pendiente, más realista que romántica.
En síntesis, este segundo filme confirma a Song como una autora capaz de ampliar su mirada íntima (Vidas pasadas) hacia lo estructural, sin perder el pulso emocional. Amores materialistas es una comedia romántica con las manos embarradas de capitalismo, donde el afecto se negocia y el deseo se calcula. Una propuesta incómoda, necesaria y estética.
Amores materialistas
Directora y guionista: Celine Song. Elenco principal: Dakota Johnson, Chris Evans, Pedro Pascal. Estreno: 31 de julio.