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Corridas, elecciones y el JP Morgan

Las elecciones de hoy se producen en medio de una verdadera estampida contra el peso. Según los cálculos de los economistas del Banco Provincia, esta es la peor cuarta corrida cambiaria desde 2003. Entre el Tesoro y el Banco Central quemaron unos 7400 millones de dólares durante septiembre y octubre para sostener el valor del …


Las elecciones de hoy se producen en medio de una verdadera estampida contra el peso. Según los cálculos de los economistas del Banco Provincia, esta es la peor cuarta corrida cambiaria desde 2003. Entre el Tesoro y el Banco Central quemaron unos 7400 millones de dólares durante septiembre y octubre para sostener el valor del billete verde y así abaratar la fuga de los inversores.

Si se suman los 2000 millones de dólares que se cree que el Tesoro de Estados Unidos gastó con el mismo propósito, esta corrida pasa al segundo puesto del ranking de las más feroces de los últimos veinte años.

A pesar de semejante cantidad de dólares, y del hecho de que el propio Donald Trump y su secretario Scott Bessent declararon su respaldo abierto a Milei, la demanda de divisas no decayó. Por el contrario, se fue acentuando a medida que se acercaba la fecha de las elecciones.

¿Qué llevó a los inversores y especuladores a actuar de esta manera? Salir con ganancias de la Argentina para después volver es uno de sus ejercicios recurrentes. Esa habitualidad tiene que ver con que se repiten las causas que motivaron las anteriores corridas.

Por ejemplo, al igual que con la corrida de los últimos seis meses del segundo gobierno de Cristina Kirchner, quienes realizan la actual sostienen la idea de que después de las elecciones habrá una modificación del régimen cambiario. En 2015 se apostaba a la eliminación del cepo y la devaluación; ahora, a la eliminación de las bandas y la devaluación.

Pero hay una diferencia sustancial entre ambos procesos: en 2015 se las jugaron por un cambio de gobierno en favor de Mauricio Macri, quien anticipó su decisión de “sincerar” el valor del dólar. Ahora no hay cambio de gobierno y encima esta semana Caputo dijo que después de las elecciones todo seguirá como hasta ahora.

Es decir, hay en escena una pulseada entre el gobierno, cuyo objetivo era reintegrar a la Argentina al mercado mundial de deuda, y un sector importante de ese mercado, que cree que la política económica que sostiene ese acercamiento es insostenible.

El JP Morgan se anotó en esta pugna en respaldo de Milei. Sea comandando un sindicato de bancos para un préstamo o comprando deuda en forma directa, el rol del JP Morgan permitiría bajar el riesgo país sin mover el valor del dólar, que ahora se encuentra en un nivel que le resulta “cómodo” al ministro Caputo.

El JP Morgan actúa por estos días como el brazo financiero global de Trump. Al igual que el magnate, tiene a China en la mira y juega al gato y al ratón con Rusia, buscando quebrar su voluntad sin llegar a la ruptura.

Ahora, se mueve como el brazo financiero de Milei, presionando a los inversores a los que advierte que podrían llegar a enfrentar fuertes pérdidas si siguen apostando contra el peso. En nombre de la gobernabilidad, reunió a lo más granado del establishment argentino para convencerlo de que apoyar a Milei era lo correcto.

No queda claro si el JP Morgan, y por ende Trump, respalda la elección de Pablo Quirno en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Muchos leyeron esa movida como un cierre del gobierno sobre sí mismo, bloqueando la posibilidad de un acuerdo de gobernabilidad con sus socios de PRO y Provincias Unidas.

La elección no cerrará la crisis de gobernabilidad, sino que la incrementará. El resultado expondrá las contradicciones entre Milei y sus aliados.



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